Traducción de
IVÁN GARCÍA
publicada en Mandorla número 12
Nueva escritura de las américas
Department of English Illinois State University Campus - EEUU - 2009
Escenas de la vanguardia explícita 1
p. leminski
Pocas cosas me dieron tanta emoción como la palabra vanguardia.
Como artista, durante anos encontré en ella el epítome del arte, el sinónimo
casi redondo de poesía.
Lo que no era "vanguardia", para mí, a final de cuentas, no existía.
"Vanguardia", para mí, poeta, claro, era todo aquello - prácticas, teorías -
derivado de la explosión de la poesía concreta paulista de mediados de los anos
cincuenta, y las vanguardias que le siguieron.
No crean que mi fascinación iba por ellado racionalista de aquella tenden-
da. Que me disculpen los René Descartes y los Le Corbusier pero lo que siempre
disfruté en la cosa concreta fue la locura que aquello representa, la ampliación de
los espacios de la imaginación y de Ias posibilidades del nuevo decir, del nuevo
sentir, de la nueva y gran expresión.
Si me gustara Ia razón, habría tomado cursos de contabilidad.
Lo que yo disfrutaba, disfruto y disfrutaré era el carácter explosivo que
aquella cosa tenía en sí misma.
Institucionalizar esta "explosión" como vanguardia explícita y sistemática
es algo que siempre vi con recelo, Detesto Ias obligaciones.
Disfruté mucho oír a nuestro prodigiosísimo Décio Pignatari decir reciente-
mente en un congreso sobre "Sociedad, Cultura y Tecnología": "Rechazo toda
innovación de punta lineal-vertical. Las innovaciones de punta son interesantes
porque ofrecen un nuevo metalenguaje a las creaciones de la antigüedad. Y las
recuperan, precisamente, por ser de punta con respecto a ellas".
Me vienen de nuevo a la mente esas reflexiones ahora que leo una muestra
especial de poesía llevada a cabo por allá, en el Centro Cultural São Paulo, la
"Poesia intersignos", difundida por el poeta Philadelpho Menezes, organizador
y autor de la antologia, que hoy recibo.
No discuto los poemas de la muestra, porque no los conozco. Discuto los
conceptos del texto de presentación de la muestra - de un brillo y un rigor teóri-
cos inusuales en nuestro medio, en estos deliciosos tiempos de aplatanamiento
universal.
Todo aquí gira en torno a la idea de la interacción de las artes, poesía +
forma visual, poesía sin palabras. La carta tradicional de la cocina vanguardista
brasileña, en fin, de todos los que hace afies que militan en ese front.
Hasta ahí, todo está muy bien.
La poesía no es literatura. De acuerdo. La poesía va más del lado de la
música y las artes plásticas. Eso, desde Pound, todo el mundo lo sabe.
Y la mejor traducción de Some Like it Hot es "Quanto Mais Quente Melhor",
sin duda.
La práctica es excelente.
Hacer poemas (o "poemas") fundiendo lo verbal con lo visual es siempre
una bala. Lo mismo al fundir lo verbal y lo sonoro-musical, lo verbal y lo gestual.
El diablo.
Lo que no se puede tolerar son argumentaciones como ésta: "En el marasmo
asmático reinante, es necesario distinguir entre el paso que mira hacia delante
y el paso pasado".
Y yo pregunto: ¿Quién hará eso? El general Newton Cruz?
Disculpe, Menezes. Usted es brillante. Déjese de cosas. Eso es infantilismo
de vanguardia. Nadie más aprueba eso. Ni el propio Décio. Ni Augusto de Campos. Ni Haroldo.
Eso es Ia proyección de Ia idea mecánica de "progreso" de la era del vapor
sobre los multitiempos pluri-irradiantes de la era electrónica, una vieja directriz
proyectada sobre universos mucho más ambiguos, y mucho más radioactivos:
Synchronicity.
La computadora, memoria y proyección, es el ejemplo y el modelo.
Vivimos en una época total. Se acabó aquello de pasado, presente y futuro.
Artísticamente, vivimos en la contemporaneidad absoluta.
Un jeroglífico egipcio puede estar mucho más cargado de sentido que una
palabrita cualquiera salpicada en un holograma, palabrita que puede no pasar
de mera exposición de posibilidades técnicas de un nuevo "media". Apantallarse
con eso, para mí, es cosa de caipira.2 Como poeta de vanguardia, yo, caipira "de
lujo", prefiero a Homero. Leído en griego, claro.
Con Júlio Plaza hice varios poemas llevados al video-texto, recurso que
considero válido, el texto en movimiento (las "film-letras", en fin, que Augusto
de Campos, poeta, profeta, sofiaba en 1955, para los poemas en coros de su
"poetamenos").
Esos poemas "menos" fueron presentados en la Bienal pasada.
Como puede verse, no soy ningún cavernícola poético defendiendo el
soneto, ni tengo el hábito de echar avispones de fuego por la boca.
Pero no puedo quedarme como si nada cuando un discurso literalmente
unilateral pretende invadir una zona vital para mí.
Hoy, no tengo la menor duda. "Vanguardia" es una cosa que puede estar
en cualquier lado. Augusto la descubre en Lupicínio Rodrigues. Haroldo en Li
Tai Po; Itamar Assumpção en Adoniran Barbosa.
El futuro, Menezes, es extremadamente pobre.
Vive a costa del pasado.
Creo además que la idea misma de "evolución" y "desenvolvimiento",
llevada al arte, representa una apropiación indebida, tomada del área tecnológica,
económica e industrial, en donde sí se puede hablar en términos de "desarrollo"
y evolución.
Un Boeing vuela más alto, más rápido y transporta más gente que un teco-
teco,3 sin duda. ¡Adiós teco-teco!
Pero en el terreno artístico no puede existir tal evolución.
Un cuadro de Matisse no lleva en sí más información que uno de Rembrandt.
El teatro de Brecht no es mejor que el de Sófocles. Una película de Godard no
borra la presencia de Ciudadano Kane. Una canción de Caetano o una ópera de
Arrigo Barnabé no son, necesariamente, mejores que una canción de Ismael Silva
o de Dolores Duran. O de Arnaut Daniel.
El arte no avanza yendo "hacia adelante", como las piernas al caminar.
Avanza para todos lados, como la piel en un día caluroso, o de mucho frío.
La metáfora del "paso al frente" nos recuerda que la palabra vanguardia es
una expresión de origen militar para designar al cuerpo de elite que va adelante,
abriendo paso al grueso de la tropa, que viene detrás. Con el concepto de produs-
sumo, Décio Pignatari canceló hace varios afies ya ese error.
Pariente próximo del famoso "salto cualitativo" al que recurren en el ca-
tálogo para calificar la "Poesia intersignos" de la muestra. Esa expresión también
es una apropiación ilícita, importada, en este caso, de la Biología, de la teoría
evolucionista de Darwin, una teoría aristocrática, de un inconfundible sabor
británico.
En cuanto a mí, creo que la vida es plena en todo momento. Y no veo que
un tigre pueda suponer alguna cosa mejor que un caracol. Tampoco sé qué pueda
tener el cascabel que el virus del SIDA no tenga también.
Pero la palabra es tiránica, es el instrumento de las leyes. Adonde la palabra
llegue, llega ya imponiendo el ordeno Y dando órdenes, no hay organización sin
comando, sin jerarquía, sin autoridad. Son mucho más democráticas la vida, las
cosas y Ias obras de arte.
Toda teorización de vanguardia corre siempre un riesgo, que yo llamaría de
"tipo penal". En esas teorizaciones, en general, reo del crimen pluscuamperfecto
de ser pasado, el pasado es condenado a muerte y todos sus bienes pasan a manos
de sus legítimos herederos, las obras que un tribunal, una suprema corte (¿cuál?),
decreta los únicos con derecho a una existencia plena y actual.
Lo "Novedoso" no es lo nuevo, dice Augusto. Y lo nuevo no lo es todo, digo
yo de mi ronco pecho. Lo que importa son las obras mismas, la producción, el
poiein, el hacer. Todo el resto de entradas, todas las dicciones: otros sentidos.
Yo, en su lugar, Menezes, revisaba esa muestra, curtia los poemas y me
olvidaba de toda esa palabrería. La única forma de hacer que las palabras pierdan
su tendencia nazi-fascista, esa manía de marchar con paso-de-ganso, es hacerlas
cantar. O volar. Lo que, en el fendo, viene siendo lo mismo.
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notas
1 Publicado originalmente el 4 de diciembre de 1985.
2 Gente de campo y de escasa formación escolar.
3 Avión pequeno de un solo motor de arranque, mínima potencia y utilizado para viajes cortas.
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